No tenía planeado escribir esto, pero lo que siento
es más fuerte. No puedo ni podría quedar indiferente, menos continuar con mis
quehaceres sin compartir estas palabras que, como es de esperar, muchos (mejor
dicho, muchas) las sentirán como un reflejo de una cruel realidad y para otros
serán una molesta exageración.
Si hay algo cierto es que desde hace tiempo se han
hecho visibles distintas expresiones de violencia, una de las más claras es la
del acoso sexual: ya sea en distintos contextos como en el ámbito laboral, en
los espacios públicos y así, suma y sigue. Ojalá fuera otro el tema que moviera
mis letras, pero esta semana , al igual que mucha gente, supe de una noticia
que me generó impotencia, rabia y asco: se trata de una joven estudiante que,
mientras se encontraba en la Estación Franklin, se vio enfrentada a un hombre
que se masturbaba en el andén. Ella lo grabó para dejar registro y, como era de
esperar, el tipo se hizo el desentendido, tratándola de mentirosa y negando el
hecho. Sin embargo, no todo queda aquí. Horas después, vi que la joven
compartió lo vivido en redes sociales y, junto con eso, recibió una serie de
comentarios que me derrumbaron, expresiones de esas que hacen perder toda
esperanza en la sociedad.
¿Cómo es
posible que existan quienes minimizan situaciones como esta, incluso hasta
justificarlas?, ¿Acaso no les da vergüenza su propia miseria humana? Esta
es la parte en la que quienes se sienten atacados por estas preguntas empiezan
a decir: “Ya salió otra “feminazi” a darle color” o cosas peores. Digan las
estupideces que quieran, que para eso son expertos.
Entre los comentarios de redes sociales, leí que a la
estudiante le escribieron comentarios como: “Me carga la gente que anda por la
vida victimizándose”, “¿Y por qué lo grabaste, entonces?, ¿te gustó?” (Por si
acaso, adapté los comentarios, porque sería un insulto para mi gente lectora
reproducirlos con aquellos “horrores” ortográficos) Esto es más que predecible:
palabras provenientes de esos típicos machos de mierda que creen que actos como
este no son violentos y que somos nosotras las que queremos andar por la vida
como víctimas. Cómo se nota que jamás han estado desde el rol de quien se ve afectad@
por hechos así, que por más que intenten negarlo, son cotidianos y frecuentes.
¿De verdad alguien puede creer que la joven grabó por gusto? Sin embargo, uno
de los que más me impactó fue uno que decía: “Agradece que un hombre se masturba delante de ti.” Como si no
fuese suficiente, ahora hay que sentir gratitud ante algo así.
Con razón esta
sociedad llega a ser tan decadente, da vergüenza que existan personajes que
sean capaces de normalizar y encontrar una justificación en todo esto. Asimismo,
no faltaron los de siempre, esos que calificaron a la víctima como una:
“alharaca, cuática, morbosa, mal culiada.” Sí, en esos términos. Ese afán de
menosprecio y burla es una bajeza, la fiel muestra de que por más que se
intente educar, hay quienes hacen oídos sordos y recalcan la idea de que
“debemos sentirnos agradecidas ante acciones como esta”. Qué ganas de creer que
todos esos comentarios posteriores a lo ocurrido en esa estación fuesen una
broma. Una broma cruel y de pésimo gusto, de esas que llegan como la guinda de
la torta para coronar un mal día, pero no. Ocurrió, ocurre, pero ya es tiempo
de que todo aquello se detenga.