domingo, 22 de marzo de 2020

Mientras no caiga el "Corona"


Estuve varios minutos tratando de ingresar para hacer una publicación después de varios meses. Es como si el blog me estuviese haciendo un reproche por haberlo dejado en pausa durante ese tiempo y, como verán, hoy la situación actual me mueve a escribir como no me pasaba hace un rato.

Por ahora, no pretendo extenderme demasiado, ya que quiero dejar letras para más tarde. Solo que me pasa algo en particular y sé que somos muchas, muchísimas personas sintiendo eso de alguna manera: esa sensación de incertidumbre, pero que a la vez te hace atar más de algún cabo suelto.

Qué increíble ver cómo siempre estamos ordenando todo, haciendo planes, disponiendo del tiempo y del mundo para cumplirlos, sin pensar que todo cambia repentinamente y ahí nuestra voluntad no juega rol alguno. Entonces, recordamos que somos parte de un gran relato donde no siempre nuestros actos van a dirigirse con exactitud hacia donde quisiéramos, hoy ya no es cuestión de seguir como si nada.
Hasta hace un par de semanas, me preparaba para empezar los planes de mi futuro viaje, el cual haría dentro de unos meses: ya estaba pensando lugares para recorrer, preguntando datos, incluso imaginando a qué lugares vegetarianos o pescetarianos ir en un país donde son reconocidos por preparar una de las mejores carnes. También, les escribía a mis amigas para saber cuándo nos juntaríamos al fin. Como si fuera poco, ya estaba pensando en si este año lo dedicaría a estudiar o a prepararme para hacerlo el próximo año. Todas aquellas preocupaciones y dudas se hicieron pequeñas y se acomodaron en un rincón a esperar que esto pase y no quiere decir que nuestros días se reduzcan a nada, pero hay pausas que es necesario respetar no solo desde lo individual, sino pensando también en nuestra comunidad, en quienes nos rodean. 

Ojalá el cuiquerío de este Chile decadente y en constante desgracia fuera capaz de pensar un poquito en eso y empatizar, a ver si ahora demuestran ese supuesto amor y respeto que dicen sentir por las vidas ajenas, encerrándose un rato, sin prepotencia y sin esa indolencia que caracteriza a tantos.
Yo, por mi parte, vuelco mi energía y amor en mi clan, en mi escritura y en todas esas cosas que posiblemente llegaré a aprender en estos días.

Un abrazo a la distancia, mis amores lectores