martes, 7 de marzo de 2017

Sobre el Día Internacional de la Mujer y lo que se suele silenciar


Nuevamente, nos encontramos frente a un nuevo Día Internacional de la Mujer. Desde que tengo memoria, he podido apreciar que su verdadero significado se ha moldeado a voluntad de quienes ven en esta fecha un motivo de consumo y de pura celebración. Sin embargo, a muchos se les ha olvidado lo que realmente se conmemora este día. (Sí, se conmemora y no se celebra) Este 8 de marzo se recuerda a todas esas mujeres que quedaron marcadas en la historia al luchar por aquellos derechos que les fueron tanto tiempo negados, incluso hasta dar sus vidas por lograrlo.

Es cierto que con el paso de los años y una lucha constante y muy ardua, se han ido alcanzando derechos que históricamente para nosotras alguna vez fueron inexistentes. Sin embargo, esto no ha terminado. “¿Por qué?”, seguramente, se preguntarán algunos.

Actualmente, las mujeres seguimos siendo las más vulneradas en un sistema que sigue siendo patriarcal. En otras ocasiones, cuando he planteado esta idea, han sido hombres los que se han alterado ante esta afirmación. Evidentemente, no se trata de todos, pero hay varios que no soportan que la violencia de género se haga visible. Esto lo manifiestan de distintas formas, ya sea mediante burlas o una molestia que les cuesta contener. ¿A qué se deberán estas reacciones? Creo que algunos no soportan que se cuestionen sus privilegios. Ya comprenderán a qué me refiero.

Son bastantes los que este 8 de marzo llenarán las redes sociales con mensajes de “¡Feliz Día de la Mujer!” o saludarán cariñosamente a las mujeres que los rodean, incluso les harán regalos. Ante esto, yo me pregunto si de verdad sirve que reconozcan el rol y el valor de las mujeres una vez al año, cuando son muchos quienes durante lo que queda de calendario promueven o son cómplices de la violencia de género, esa que a nosotras nos subordina de distintas maneras.

Aprovechando que esta es una fecha que invita a la memoria y a la reflexión, quiero hacer mención a aquella violencia anteriormente referida. No existe solo un tipo de esta, sino que son muchas. Usualmente, se condena a nivel social la violencia física hacia las mujeres, desde los golpes hasta los femicidios. ¿Y qué pasa con aquellas acciones que cotidianamente nos afectan y para muchas personas pasan desapercibidas? Por ejemplo, la violencia psicológica al no dejar huellas pareciera que  es invisible socialmente. Continuaré señalando que también estos actos violentos se encuentran en planos como el laboral, sexual, económico, obstétrico y simbólico. Como se puede apreciar, es una lista de aspectos presentes en nuestras vidas en los que muchas veces el miedo nos invade, nos paraliza y nos derrumba, llegando al punto de hacernos creer que nosotras somos las culpables de que nos vulneren.

En el último tiempo ha salido a la palestra la evidente existencia del Acoso Sexual Callejero. Quienes lo hemos vivido sabemos bien que es una realidad y en su gran mayoría nos afecta a nosotras. Ante esto, muchos hacen comentarios tan desacertados como: “Eres una exagerada.”, “Es tu culpa, porque te vistes muy provocativa”, “Deberías estar agradecida porque te encuentran rica”, “¿Y por qué los hombres no podemos tener libertad de expresión y decirles los piropos que queramos?”. Así, el listado suma y sigue, tristemente, mientras algo tan cotidiano como salir a la calle puede resultar una situación que nos llena de temor, porque no tenemos esa tranquilidad y respeto que no tendríamos por qué exigir en campañas o diversas manifestaciones.

A las mujeres que me hayan leído, mi más profundo respeto y admiración. Esta fecha es mucho más que un “Feliz Día”, por lo que debemos seguir luchando juntas. Muchas veces nos han hecho creer que debemos competir, que entre nosotras somos rivales, pero no es cierto. Queda camino por andar y construir. La lucha del diario vivir está presente y debemos continuarla en nombre de tantas mujeres que incluso dieron sus vidas por querer un mundo más justo, en el que mujeres y hombres seamos compañeros y ninguno sea superior al otro. Eso es lo que quiere el feminismo, concepto tan temido y rechazado por muchos que lo desconocen.

A los hombres que hayan llegado hasta estas letras, recordarles que no hace falta colmarnos con saludos ni regalos este 8 de marzo, que lo más importante es que nos respeten por ser personas tal como ustedes. Parece algo muy elemental, pero están los que hasta hoy nos cosifican y nos ven como territorio de conquista, como una pertenencia más. Ustedes a lo largo de la historia han sido la voz predominante en la esfera pública. Hagan el cambio desde esos espacios en los que se desenvuelven.   
A ustedes no los matan, golpean ni violan “por el hecho de ser hombres”, no reciben un salario más bajo por hacer el mismo trabajo de una mujer. Tampoco son las principales víctimas del Acoso Sexual Callejero y las isapres no les cobran más porque son hombres. ¿Acaso todo lo anterior no los inquieta? Cuestionen  esto e indígnense ante esta injusticia también. Expreso estas palabras desde la tristeza de tener que ver que aún falta tanto para que esta sociedad sea igual y equitativa para mujeres y hombres, pero desde las ganas de seguir adelante en conjunto para lograrlo, a través de palabras y acciones.






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