jueves, 6 de septiembre de 2018

Regreso


Es cierto. Mucho, muchísimo tiempo sin publicar algo en este espacio. Se trataba de un pendiente que tenía hace rato, que no me dejaba en paz, que me mantenía en un palpitar de alerta constante. 
"Ya rugiste" me dijo un trocito de sol porteño, cuando le repetí convencida que quería volver, que la rutina ya me estaba golpeando más de lo esperado al no permitir ese instante tan necesario para soltar las palabras. Y es que al ser mujer de palabra(s) aquí estoy nuevamente. Sin un tema demasiado concreto para escribir, pero presente en medio de todo lo que voy viviendo y haciendo narración.
Quiero contar tantas cosas que ya cuesta ordenar este caos. No importa, habrá tiempo para estos crucigramas, para estos girasoles y vendavales varios. Mientras tanto, puedo ver con qué comienzo. 
Han sido meses que jamás podría resumir en una sola publicación. He tenido que fortalecerme, adaptarme a un nuevo espacio laboral en el que no esperaba nada y hoy puedo decir que desde ahí ahora tengo tres mosqueteras increíbles que, tal como les anuncié, las convertiré en el próximo personaje femenino que faltaba en mi actual y tercera novela. 
He comprendido que hay lazos y espejos que solo están de paso y que, aunque duela, soltar puede llegar a ser todo un arte y un desafío. 
Hace tres meses empecé a escribir algo nuevo, paralelo a este blog y a mi tercer libro. Se trata de un diario que inicié a modo de registro y motivación en medio de mi reciente tratamiento farmacológico. Así es, ya no me avergüenza. Simplemente, soy parte de un porcentaje importante de personas que camina con el eco de la baja de serotonina y todos esos nombres de neurotransmisores que se vinieron abajo desde fines del año pasado. Eso, más el cansancio, el miedo, la ansiedad y la traición y ausencia de un pseudoamigo numérico, de risa ultrasónica y de andar corpulento. Suma y sigue. Por más que quise, tuve que buscar la ayuda que evité tanto. Y aquí estoy, me he vuelto más fuerte y sé que no es solo por las pastillas, sino que las experiencias y personas que me rodean han ido formando en mí a la mujer que hace tiempo quería ver en el espejo.
"Ya rugiste" me dijeron. Así lo siento también. Y es precisamente ese rugido el que impulsa mis ideas y que próximamente estará dando sorpresas. 
Tal como dice el maravilloso Abel Pintos: "No tengo que volver, si nunca me fui."

Mi abrazo de letras para quien llegue hasta aquí






No hay comentarios:

Publicar un comentario